En la puerta del colegio me encuentro con una antigua
profesora de mi hija. Es del Atleti. Comentamos la despedida de Torres. ¡Qué manera
de llorar! soltamos a coro. Y le explico que una editorial ha incluido en sus
libros de texto de Religión para 1º y 2º de la ESO al Atleti y a Fernando
Torres. Que ser del Atleti lo ponen como ejemplo de fraternidad y a nuestra
leyenda como ejemplo de dignidad. “¿En serio? ¡No me extraña!” Continúa Sonia –que
así se llama la profesora- al tiempo que me explica los lagrimones que se le
caían a su marido leyendo un trabajo de Filosofía de su hija. “A ver si te lo
traigo. Son doce páginas que ha escrito sobre los valores del Atleti”. Yo la
escucho con un nudo en la garganta mientras los niños entran y los padres pasan
a nuestro lado saludándonos ajenos a la trascendencia de nuestra conversación.
Algunos se creen que hablamos de fútbol. Los que nos conocen saben que el tema
es el Atleti.
Llevaba varios meses detrás del documento en cuestión.
Mi amigo del feisbuc Alberto AC
(Albertini) me puso sobre la pista desde Salamanca. Sabíamos que en un libro de
texto se hablaba del Atleti. Le pedí más datos y, casi al mismo tiempo, lo
colgamos en la red. A ambos nos había llegado el vídeo por wasá. Casualidades. Causalidades. Como dicen mis amigos paraguayos “diosalidades”.
Se trata del libro de 1º de la ESO de la asignatura de Religión. En la página
102 se refiere al Atleti como ejemplo de fraternidad y es de la editorial SM
(Santa María), propiedad de los religiosos marianistas. Los mismos frailes que
dirigen el colegio Amorós, tan ligado a las categorías inferiores del Atleti,
la misma comunidad a la que pertenece don Manuel Briñas, el marianista que
descubrió a Fernando Torres, el que recibió su camiseta nada más marcar el gol
100 con el Atleti, el que leyó entre sollozos (los suyos y los de los 60.000
que estábamos en la grada) la carta de despedida a nuestro ídolo.
Enciendo el ordenador después de dos semanas en Sudamérica
y ¡zas! Se me aparece un compañero con el que compartí Teología y fútbol desde
Vigo. Chema es celeste y profesor de Filosofía en un instituto. Me cuenta que
en el libro de Religión de 2º de la ESO aparece un testimonio de Fernando Torres hablando sobre la dignidad. Es
parte de la entrevista que le hizo Pedro Simón y que publicó El Mundo. Le falta
tiempo para hacer un pequeño vídeo y enviármelo. También me hace una captura de
pantalla del texto en su versión digital. Es de la editorial SM otra vez. La de
los marianistas. Le cuento lo de la hija de Sonia y su trabajo sobre Torres. “¿En
serio? Hoy en 3º de la ESO han comenzado un trabajo sobre modelo de personas. Y
entre Mandelas, Fridas y Ghandis apareció Fernando Torres. Ya te enviaré copia
con permiso de los autores”. Lo dicho, casualidades. Causalidades.
Diosalidades.
Y no me extraña. Torres ha sido el portador de nuestro
amor al Atleti. El futbolista que todos hubiéramos querido ser. Un ejemplo de
humildad, coraje y corazón. Debutó en Segunda. Nos ascendió a Primera. Nos
devolvió a Europa con el dinero que dejó su salida. Ganó todo lo que puede
ganar un futbolista y regresó con humildad para sumar desde el banquillo.
Quería cumplir su sueño. Nosotros, gracias a él, seguimos soñando. Porque a
Torres, como al Atleti, no les queremos por lo que nos dan, les queremos porque
forman parte de nuestra vida.
El domingo, después de la catarsis colectiva en el
Metropolitano, mi hija Lucía -5 años- le contaba a todo el mundo que había
visto “la Copa” (por la Europa League), que Torres “había marcado mucho” y que “papá
había llorado”.